El techo o la cubierta es el elemento componente del edificio, que funciona para protegerlo de las acciones climáticas y conservar a resguardo los bienes y las personas.
Dentro de las inclemencias del clima tenemos las precipitaciones pluviales. La cubierta recibe el agua de lluvia y la conduce mediante inclinaciones (pendientes), hacia el elemento receptor, que puede ser una canaleta (siempre en cubiertas inclinadas).
Dentro de las cubiertas planas tenemos las Accesibles (que tienen piso a la vista) y las no accesibles (que tienen normalmente la membrana asfáltica a la vista).
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Las tareas de control generales, que se deben aplicar para todas las cubiertas son, controles que variarán por el tipo de cubierta y de acuerdo al entorno que rodea al edificio. Pero las principales que se deben tener en cuenta, son:
Verificar el buen funcionamiento del escurrimiento superficial, controlándolo desde los extremos más alejados del elemento receptor (canaleta o embudo). Una manera es descargando agua sobre la cubierta para verificar el sentido del escurrimiento e identificar el "camino" que toma el agua. Identificando la existencia de "lagunas" de acumulación de agua y restos de suciedad y barros.
Controlar la existencia de árboles cercanos, que puedan descargar las hojas de recambio sobre el elemento de descarga (canaleta o embudo), ya que puede obstruir el normal desagote.
Revisar la impermeabilización del embudo y sector circundante al mismo, en las cubiertas planas. Y de las canaletas con sus bajadas verticales en las cubiertas inclinadas, las que normalmente son de chapa o de teja.
En cubiertas metálicas, controlar la estanqueidad de los ganchos fijadores, posibles rotura de chapas, falta de solapes convenientes y realizar el control de chapas cumbreras y su solape. Se recomienda caminar sobre la línea de correas.