La Capital Federal y Gran Buenos Aires está siendo afectada cada vez más por el fenómeno de la polución atmosférica que es lenta y aumenta en forma inexorable.
También sin darnos cuenta nos vamos adaptando y acostumbrando a una situación
que vá siendo cronica con niveles mas altos de los aceptables. Lo podemos apreciar fácilmente en el color de los troncos y hojas de los arboles, en las superficies de los
techos que simplemente al tacto levantamos un polvillo que nada tiene que ver con tierra u otro elemento natural.
La lluvia acida se gesta cuando la humedad en aire se combina con los óxidos de nitrógeno y el dióxido de azufre emitidos por fábricas, centrales eléctricas y vehículos que queman carbón o productos derivados del petróleo. En interacción con el vapor de agua, estos gases forman ácido sulfúrico y ácidos nítricos. Finalmente, estas sustancias químicas caen a la tierra acompañando a las precipitaciones, constituyendo la lluvia ácida.
Esta lluvia ácida por su carácter corrosivo, corroe las construcciones metálicas y las infraestructuras. Puede disolver, por ejemplo, el carbonato de calcio, CaCO3, y afectar de esta forma a los monumentos y edificaciones construidas con mármol o caliza. Las chapas galvanizadas de las cubiertas metálicas y los recubrimientos de aluminio de las Ntro. De membranas asfálticas.
Las campañas para la prevención aún están en camino y como se puede apreciar tanto local como internacionalmente parece ser un tema de mucha propaganda y pocos hechos concretos ( Saneamiento de la cuenca del Matanza, riachuelo,rio Reconquista, etc. ).
Mientras tanto debemos prevenir y proteger a tiempo nuestras estructuras metálicas, techos de chapa , canaletas y toda estructura o recubrimiento metálico que esté expuesto a la intemperie.
En el mercado existen muchos productos para prevenir la corrosion y se adaptan a cada tipo de material.